16.12.08

Las Aventuras de Andrew Dice Clay

Recuperamos este artículo originalmente publicado en ELEG porque creemos que este es su sitio: Fue escrito para estar publicado en 100% APOCALYPSO!!!

Bueno, estamos hablando de una película que arranca con Vince Neil de los Mötley Crüe vestido de flecos y lentejuelas lanzándose en tirolina hasta un escenario en el que se prende fuego a lo bonzo para aparecer en el siguiente plano con su melena hiperlacada intacta (habría sido lo primero en arder). Acojonante. La primera en la frente.

Filmada en 1990, con un reparto de lo más granado: Wayne Newton, Robert Englund (llámese Freddy Krugger), la viuda del Rey, Priscilla Presley (bastante cachondo verla actuar junto a una caricatura de su difunto esposo), Ed O’Neill (el Al Bundy de "Matrimonio con hijos"), el propio Vince Neil "haciendo" de superestrella del rock… y una banda sonora que recoge a algunos de los grandes del momento: Billy Idol, Richie Sambora de Bon Jovi versionando a Hendrix (y en todas las secuencias en las que se oye una guitarra es la suya), Mötley Crüe, Queensrÿche, Yello (los autores de la famosa "Oh, yeah", banda sonora de toda película de Michael J. Fox de la época),… esta (mala) película es el punto y final perfecto para una época en la que la capital mundial del Rock era Los Angeles.

Seguramente muchos la recordaréis gracias al doblaje de Pablo Carbonell (si, la voz de Ford es él, durante años yo también dudé) y, paradójicamente, es el mayor aliciente que tiene la película para el público español, aunque hay que reconocer que la versión original también tiene lo suyo. Pese a haber pasado sin pena ni gloria por los cines, tanto aquí como en los E.E.U.U., en la actualidad se ha convertido en un film de culto no solo en España, sino en otros países europeos como Noruega o Hungría, donde floreció un mercado de copias pirata del film, y frases (dobladas) de la película se convirtieron en parte del lenguaje popular.

Aparte de estar plagada de guiños a películas serias ("¡Es mi hermana, es mi hija, es mi hermana y mi hija!" dice Johnny Crunch cual Mia Farrow en "Chinatown" de Polanski, refiriéndose a Zuzu Pétalos, nombre tomado de "Qué bello es vivir" de Capra) el guión, o más bien las improvisaciones del actor principal, forman ya parte de la cultura popular: Teniendo en cuenta las fechas, el famoso "¡Hasta luego Lucas!" de Chiquito de la Calzada sale de la conversación por teléfono de Ford con Jazz ("¡Si pareces el Pato Lucas hablando!"). Por no hablar del resto de frases de la película, de sobra conocidas por todos: "Tengo un banco de jurelillos nadando en mis pantalones y nadie me cree", "¡Vaya peras! Espero que hayas firmado la tarjeta de donante", "Tanto gilipollas y tan pocas balas", etc… Particularmente yo me quedo con la siguiente: "Cuando Johnny y yo deshicimos el grupo nos separamos. Él empezó a salir con todos esos rockeros de pacotilla, jeje, sabéis cuales. ¿No? Como Bobby Black, que en paz descanse. Cuando necesitaban tela para colocarse hacían anuncios como "Rockeeeeros contra la droga". Sin embargo no podemos seguir hablando de Ford Fairlane sin hablar del actor que lo encarna y para cuyo lucimiento está hecha esta película: Andrew Dice Clay.


Figura mediática en E.E.U.U. desde mediados de los ochenta, con una carrera que oscila entre las de estrellas de primera división (en sus tiempos llegó a llenar el Madison Square Garden dos noches seguidas) y los famosillos de segunda fila, Andrew Dice Clay es actor, cantante y, sobre todo, un monologuista imposible de defender. El humor vulgar y ofensivo del que su personaje hace gala en la película es una ñoñería en comparación a sus monólogos racistas, sexistas y homófobos en los que insulta a su público. Que así leído suena a que el tío sea un nazi. ¡Y no! Acordaos de algunos momentos poco elegantes del film como "¿Cual es la definición exacta de vagina? ¡La caja en la que viene el pene!", o "No tengo nada en contra de los homosexuales, incluso tengo un amigo que es medio soospichoso" y descubriréis que, más que un ultra, el tipo es un fantasma del que te tienes que reir. Irreverente y provocador, sin sentido de la corrección política, vergonzoso y decadente, casi un comediante punk si no fuera porque no hay odio en su discurso, tan solo ganas de hacer chistes malos desde una actitud retrógrada. Para mí entra en esa categoría del cachondeo absurdo que mezcla vergüenza ajena, mitomanía friki y humor fascista (sobre este último concepto volveré en otra entrada) de la misma manera que The Office (estupenda serie de la BBC) o La Hora Chanante. Como decimos aquí en 100% APOCALYPSO!!!: "Si es políticamente incorrecto... ¡Me gusta!" Se ha intentado relanzar su carrera varias veces cuando empezaba a flojear (series de televisión, programas de radio o ¡apariciones en debates!) alternando convenientes lavados de imagen en unas ocasiones (él no es así, es su personaje, y tal) con escándalosas declaraciones durante sus actuaciones. Y ahí está el dengue, en querer ver una declaración cuando es una actuación o viceversa. Me importa poco si Andrew Dice Silverstein, (judío de NY, curiosamente) piensa o no lo mismo que su personaje "Diceman". En un país tan mojigato e hipócrita, este comediante levanta ampollas por hacer humor grueso con temas políticamente incorrectos entre un público adulto, aunque lo peor que puede pasar al hacerlo es que no tenga gracia, pero sin embargo algunos de los que le critican votan a un presidente que aplica esos principios en su política. Y hablando de hipocresía, Clay está vetado de por vida en la MTV desde el noventa por unas gañanadas que soltó cuando estaba de gira de promoción de la película (lo que le hizo tremendamente popular en su momento) pero sin embargo tuvo su propio reality, "Dice : Undisputed", como ya lo tuviera Gene Simmons de Kiss (Clay atacó a Simmons a raiz de esta emisión), o el mismo Ozzy Osbourne, en el canal VH1, subsidiario de MTV Networks. Como diría el propio Ford, para ponerse a llorar. A todo esto, Clay sigue siendo toda una figura en Las Vegas, donde ha ido recalando regularmente tras sus incursiones en Hollywood y en la industria de la música. Con siete LPs en el mercado (el temazo que se marca en la película está en uno de ellos), su popularidad entre las estrellas del rock y el hip hop le ha permitido contar con colaboraciones de lujo en sus discos, como la de Slash, o participar en los de Ice Cube.

En la actualidad está ya algo cascado (cumple los cincuenta este año) y ha perdido buena parte del tupé que luce en la película, llevando ahora cadenones dorados y codeándose con raperos chungos, pero yo cada vez que escucho las primeras notas del tema que abre la peli mientras aparece el logo del coche que le da nombre y oigo a Pablo Carbonell decir con ese acento chulesco "Me llaman Ford Fairlane, el detective rocanrrolero"… se me dibuja una sonrisa y pienso "¡Ya ha llegado el verano!"

¡Wandas Ujube, Salbida Ford Fairlane!


8 comentarios:

vaderetrocordero dijo...

Sabemos que la blogsfera pasa por una sequía comentatorial... ¡Pero digan algo, coño!

Milgrom dijo...

Es una película emblemática en mi formación como rockero.

vaderetrocordero dijo...

Deberían ponerla en los institutos... Y en el mío la pusieron! la descubrí en una clase de música donde nos dejaron participar y un tronao la trajo y nos la puso!

Double Visionaire dijo...

A mi los que me dan vergüenza ajena de verdad son todos esos cagaos que no entienden a 'The Dice'. Que se jodan, ¡por cerraícos!

Antes freak, ahora indie dijo...

Toca repartir estopa!!!!!

Fernando Gili dijo...

Mi querido nuevo (y puede que adorado) amigo:
Suscribo al 100% su post. Este abyecto filme es uno de mis favoritos. Quizás si hubiesen intentado hacer un desproposito no les habría salido una película mejor.
Lo que se parece bastante a la historia de mi vida...
¿Para cuando un post sobre la serie de televisión "Mike Hammer"?
Siempre suyo (no se lo tome literalmente)
Un completo gilipollas

vaderetrocordero dijo...

Joder, gigante Stacy Keach! Un bigote memorable!

funkforward dijo...

huevos fritos con jamón, te los comes como quieras pero folla siempre con condón